NUESTRA SEÑORA DE LAS TRES AVEMARÍAS

NUESTRA SEÑORA DE LAS TRES AVEMARÍAS
Modo de practicar esta devoción: Todos los días, rezar lo siguiente: ¡María, Madre mía; líbrame de caer en pecado mortal! 1- Por el Poder que te concedió el Padre Eterno. (rezar un Avemaría) 2- Por la Sabiduría que te concedió el Hijo. (rezar un Avemaría) 3- Por el Amor que te concedió el Espíritu Santo. (rezar un Avemaría) Fue la misma Santísima Virgen la que dijo a Santa Gertrudis que "quien la venerase en su relación con la Beatísima Trinidad, experimentaría el poder que le ha comunicado la Omnipotencia del Padre como Madre de Dios; admiraría los ingeniosos medios que le inspira la sabiduría del Hijo para la salvación de los hombres, y contemplaría la ardiente caridad encendida en su corazón por el Espíritu Santo". Refiriéndose a todo aquel que la haya invocado diariamente conmemorando el poder, la sabiduría y el amor que le fueron comunicados por la Augusta Trinidad, dijo María a Santa Gertrudis que, "a la hora de su muerte me mostraré a él con el brillo de una belleza tan grande, que mi vista le consolará y le comunicará las alegrías celestiales".

lunes, 8 de septiembre de 2008

SUPLICAMOS AL PADRE



Oremos a Dios, que preparó a María desde toda la eternidad para ser Madre de su Hijo amado, y digamos:

Mira a la Madre de tu Hijo y escúchanos.

Para que los cristianos del nuevo milenio cristiano vivamos el gozo de la salvación y lo anunciemos a todos los hombres. Oremos al Señor.

Mira a la Madre de tu Hijo y escúchanos.

Para que la Iglesia sea, como María, madre cercana y acogedora para todo el mundo. Oremos al Señor.

Mira a la Madre de tu Hijo y escúchanos.

Para que el Señor reciba nuestra gratitud por habernos dado a María como madre y para que imitemos sus virtudes y hagamos lo que a Él le agrada.

Oremos al Señor.

Mira a la Madre de tu Hijo y escúchanos.

Para que el Espíritu Santo ilumine a todos los que sienten la voz de Dios que los llama a seguirlo, les dé valentía y entusiasmo y, como María, se fíen de sus planes.

Oremos al Señor.

Mira a la Madre de tu Hijo y escúchanos.

Para que María, que nos dio a Jesús hecho hombre como nosotros, nos ayude a vivir la vida nueva que Él nos trajo.

Oremos al Señor.

Mira a la Madre de tu Hijo y escúchanos.

Para que los cristianos de todo el mundo, unidos como hermanos, hagamos del mundo un hogar cada vez más fraterno y solidario.

Oremos al Señor.

Mira a la Madre de tu Hijo y escúchanos.

Infunde, Padre, el Espíritu de Jesús en nuestras vidas, para que como Él amemos a María como madre y le obedezcamos como hijos.

Por Jesucristo nuestro Señor.

Amén.

ORACIÓN

Santifica, Señor, los dones que te presentamos al celebrar el nacimiento de la Virgen María, la purísima Madre de tu Hijo, y haz que este sacrificio nos purifique de todas nuestras culpas.

Por Jesucristo, nuestro Señor.

domingo, 7 de septiembre de 2008

HIJA MADRE Y ESPOSA DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD





Oración en súplica a la Santísima Virgen María por su intercesión

Os reconozco y os venero, oh Virgen santísima, Reina de los cielos, Señora y Patrona del universo, como a Hija del eterno Padre, Madre de su dilectísimo Hijo, y Esposa amantísima del Espíritu Santo;




y postrado a los pies de vuestra gran Majestad con la mayor humildad os suplico por aquella divina caridad; de que fuisteis sumamente llena en vuestra Asunción al cielo, que me hagáis la singular gracia y misericordia de ponerme bajo vuestra segurísima y fidelísima protección, y de recibirme en el número de aquellos felicísimos y afortunados siervos que lleváis esculpidos en vuestro virginal pecho.


Dignaos, oh Madre y Señora mía clementísima, aceptar mi miserable corazón, mi memoria, mi voluntad, y demás potencias y sentidos míos interiores y exteriores; aceptad mis ojos, mis oídos, mi boca, mis manos y mis pies, regidlos conforme al beneplácito de vuestro Hijo, a fin de que con todos sus movimientos tenga intención de tributaros gloria infinita.


Y por aquella sabiduría con que os iluminó vuestro amantísimo Hijo, os ruego y suplico me alcancéis luz y claridad para conocerme bien a mí mismo, mi nada, y particularmente mis pecados, para odiarlos y detestarlos siempre, y alcanzadme además luz para conocer las asechanzas del enemigo infernal y sus combates ocultos y manifiestos.



Especialmente, piadosísima Madre mía, os suplico la gracia… (mencione aquí la gracia).

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.