NUESTRA SEÑORA DE LAS TRES AVEMARÍAS

NUESTRA SEÑORA DE LAS TRES AVEMARÍAS
Modo de practicar esta devoción: Todos los días, rezar lo siguiente: ¡María, Madre mía; líbrame de caer en pecado mortal! 1- Por el Poder que te concedió el Padre Eterno. (rezar un Avemaría) 2- Por la Sabiduría que te concedió el Hijo. (rezar un Avemaría) 3- Por el Amor que te concedió el Espíritu Santo. (rezar un Avemaría) Fue la misma Santísima Virgen la que dijo a Santa Gertrudis que "quien la venerase en su relación con la Beatísima Trinidad, experimentaría el poder que le ha comunicado la Omnipotencia del Padre como Madre de Dios; admiraría los ingeniosos medios que le inspira la sabiduría del Hijo para la salvación de los hombres, y contemplaría la ardiente caridad encendida en su corazón por el Espíritu Santo". Refiriéndose a todo aquel que la haya invocado diariamente conmemorando el poder, la sabiduría y el amor que le fueron comunicados por la Augusta Trinidad, dijo María a Santa Gertrudis que, "a la hora de su muerte me mostraré a él con el brillo de una belleza tan grande, que mi vista le consolará y le comunicará las alegrías celestiales".

domingo, 13 de noviembre de 2011

AGRADEZCAMOS AL PADRE EL RECIBIR A SU HIJO EN LA SAGRADA COMUNIÓN


Acción de gracias

Te doy gracias,

Señor, Padre Santo, Dios todopoderoso y eterno

porque aunque soy un siervo pecador

y sin merito alguno,

has querido alimentarme misericordiosamente

con el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo

nuestro Señor Jesucristo.

que esta sagrada comunión no vaya a ser para mi

ocasión de castigo

sino causa de perdón y salvación

que sea para mi armadura de fe,

escudo de buena voluntad;

que me libre de todos mis vicios,

y me ayude a superar mis pasiones desordenadas;

que aumente mi caridad y mi paciencia,

mi obediencia y humildad,

y mi capacidad para hacer el bien;

que sea defensa inexpugnable

contra todos mis enemigos, visibles e invisibles;

y guía de todos mis impulsos y deseos.

que me una mas íntimamente a Ti,

único y verdadero Dios,

y me conduzca con seguridad al banquete del cielo,

donde tu, con Tu Hijo y el Espíritu Santo,

eres luz verdadera, satisfacción cumplida,

gozo perdurable, y felicidad perfecta.

por Cristo nuestro Señor. Amén