NUESTRA SEÑORA DE LAS TRES AVEMARÍAS

NUESTRA SEÑORA DE LAS TRES AVEMARÍAS
Modo de practicar esta devoción: Todos los días, rezar lo siguiente: ¡María, Madre mía; líbrame de caer en pecado mortal! 1- Por el Poder que te concedió el Padre Eterno. (rezar un Avemaría) 2- Por la Sabiduría que te concedió el Hijo. (rezar un Avemaría) 3- Por el Amor que te concedió el Espíritu Santo. (rezar un Avemaría) Fue la misma Santísima Virgen la que dijo a Santa Gertrudis que "quien la venerase en su relación con la Beatísima Trinidad, experimentaría el poder que le ha comunicado la Omnipotencia del Padre como Madre de Dios; admiraría los ingeniosos medios que le inspira la sabiduría del Hijo para la salvación de los hombres, y contemplaría la ardiente caridad encendida en su corazón por el Espíritu Santo". Refiriéndose a todo aquel que la haya invocado diariamente conmemorando el poder, la sabiduría y el amor que le fueron comunicados por la Augusta Trinidad, dijo María a Santa Gertrudis que, "a la hora de su muerte me mostraré a él con el brillo de una belleza tan grande, que mi vista le consolará y le comunicará las alegrías celestiales".

jueves, 24 de diciembre de 2009

GRACIAS PADRE


Hoy, Noche buena, tenemos, de manera especial y como centro de nuestra familia
a Jesucristo, nuestro Señor.


Gracias Padre, que nos amaste tanto que nos diste a tu Hijo.

Señor, te damos gracias.

Gracias Jesús por haberte hecho niño para salvarnos.

Señor, te damos gracias.

Gracias Jesús, por haber traído al mundo el amor de Dios.

Señor, te damos gracias.

Señor Jesús, Tú viniste a decirnos que Dios nos ama y que nosotros debemos amar a los demás,

Señor, te damos gracias.

Señor Jesús, Tú viniste a decirnos que da más alegría el dar que el recibir,

Señor, te damos gracias.

Señor Jesús, Tú viniste a decirnos que lo que hacemos a los demás te lo hacemos a Ti.

Señor, te damos gracias.

Gracias María, por haber aceptado ser la Madre de Jesús.

María, te damos gracias.

Gracias San José, por cuidar de Jesús y María.

San José, te damos gracias.

Gracias Padre por esta Noche de Paz, Noche de Amor, que Tú nos has dado al darnos a tu Hijo, te pedimos que nos bendigas, que bendigas estos alimentos que dados por tu bondad vamos a tomar, y bendigas las manos que los prepararon.

Niño Dios, tú que llegaste al mundo para salvar, te pido años de paz.
Niño Dios, tú que naciste en un pesebre, te pido que no haya más miserias en el mundo.
Niño Dios, tu que naciste de una madre virgen, te pido pureza en este mundo.
Niño Dios, tu que eres salvador, sálvanos de los desastres que nos provoca la naturaleza.
Niño Dios, tú que nos diste la vida para vivirla, que la vivamos de acuerdo a tu gloriosa vida.
¡Amén!."

sábado, 7 de noviembre de 2009

Cántico: DAME SEÑOR, LA SABIDURÍA Sb 9, 1-6. 9-11


Dios de los padres y Señor de la misericordia,
que con tu palabra hiciste todas las cosas,
y en tu sabiduría formaste al hombre,
para que dominase sobre tus creaturas,
y para que rigiese el mundo con santidad y justicia
y lo gobernase con rectitud de corazón.

Dame la sabiduría asistente de tu trono
y no me excluyas del número de tus siervos,
porque siervo tuyo soy, hijo de tu sierva,
hombre débil y de pocos años,
demasiado pequeño para conocer el juicio y las leyes.

Pues aunque uno sea perfecto
entre los hijos de los hombres,
sin la sabiduría, que procede de ti,
será estimado en nada.

Contigo está la sabiduría conocedora de tus obras,
que te asistió cuando hacías el mundo,
y que sabe lo que es grato a tus ojos
y lo que es recto según tus preceptos.

Mándala de tus santos cielos
y de tu trono de gloria envíala
para que me asista en mis trabajos
y venga yo a saber lo que te es grato.

Porque ella conoce y entiende todas las cosas,
y me guiará prudentemente en mis obras,
y me guardará en su esplendor.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén

Ant. Mándame tu sabiduría, Señor, para que me asista en mis trabajos.

domingo, 27 de septiembre de 2009

OH DIOS MÍO ETERNO




Oh Dios mío eterno,
porque eres infalible, todopoderoso,
misericordioso y sumo bien,
creo en Ti: aumenta mi fe;
por los méritos de Jesucristo
espero en Ti: fortalece mi esperanza;
Te amo: enciende siempre más mi amor;
porque sé quien eres me arrepiento de haber pecado
y aumenta mi arrepentimiento.
Dios mío, te adoro como mi principio;
te deseo como mi fin último,
te agradezco como mi bienhechor perpetuo,
te invoco como mi único defensor.
Dios mío, Padre amorosísimo,
dignarte de guiarme con tu sabiduría,
de frenarme con tu justicia,
de consolarme con tu misericordia,
de protegerme con tu omnipotencia.
A ti consagro mis pensamientos y mis palabras,
mis acciones y mis sufrimientos,
a fin de que piense siempre en Ti, hable de Ti,
realice lo que haces Tú y sufra por Ti.
Señor, Dios de toda consolación,
quiero aquello que quieres tú,
porque Tú lo quieres, y te pido de iluminar mi intelecto,
incentivar mi voluntad, purificar mi corazón
y santificar mi alma. Amén.
+++

San Vicente Pallotti

domingo, 7 de junio de 2009

ESENCIA DE TRINIDAD.


Hija, madre y esposa
De la trinidad excelsa.
El cimiento del género humano
El secreto, bien guardado;
La esencia, del cristiano...
Llevas en tu pecho en lazado.
En seña, tu sublime manera
Para tratar, a la trinidad excelsa.
Somos hijos pródigos que piensan
En acercarnos a su clemencia.
Sabiendo que hemos pecado;
Reconozcamos, ante el Dios del perdón.
Reconozcamos, a su hijo el crucificado.
Reconozcamos, al espíritu santo.
Que son divinas personas, juntas, y en separado;
Que hacen, el mismo DIOS--- UNO--- Y ---TRINO.
Es un misterio tan grande… qué sobrepasa,
Nuestro pobre entendimiento. ¡La llena de gracia!;
De tan gran amor se llenó cual enamorada de felicidad;
Con calma, saboreaba, el perfume.
ESENCIA DE TRINIDAD.
*+*+*+
Autora: Mercedes Ramos.

"EL VIGOR DE DIOS" FIESTA DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD


Esa gran fortaleza que es manifestación de vida, nunca imposición sobre nada ni sobre nadie, genera la más noble de las filiaciones y da vida personal en su mismo origen (más allá del espacio y del tiempo) al Dios Trino, a quien nosotros conocemos como Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Es un acto de Amor eterno del Padre, que genera al Hijo sin necesidad de tiempo de gestación, pues es sólo en la Eternidad donde la distinción no rompe la igualdad que existe entre las tres divinas personas. Misterio insondable que se nos ha revelado en la historia y que nos invita a venerarlo con profundo respeto y agradecimiento. Penetrar en la intimidad de Dios no es posible sin esa ayuda celeste que es regalo y moción del Espíritu de Dios en lo más íntimo de nuestra realidad personal.
Ningún argumento ni razonamiento humano podrá sustituir ese dinamismo de Dios que trasciende todo conocimiento y deseo y que se nos brinda gratuitamente como actor de amor. Ninguna pasión, sino pura acción de Dios, es la que puede colocar nuestro querer en el propio querer de Dios; y cuando sentimos que queremos con el mismo amor de Dios, toda pasión se hace redentora cuando la sufrimos por amor. Nada ni nadie puede desplazar al amor de Dios y declararse vencedor del mismo.
Venerar la Trinidad Santísima es celebrar con gozo esa presencia inefable en toda la creación y no excluir ese vigor divino sólo por el hecho de que no entendemos cómo Dios puede estar presente allí donde nosotros sólo vemos ausencia de Dios. Es este un riesgo que no deberíamos aceptar sobre todo cuando se nos ha revelado una Bondad de Dios capaz de sobreabundar allí donde el enemigo ha sembrado cizaña.
Si nos dejamos acariciar por la Bondad del Dios Uno y Trino su vigor y vitalidad fecundará nuestros deseos y aspiraciones y nos hará sentir esa presencia generosa que se hará viva en los frutos del Espíritu. No adoramos pues un Dios distante, sino distinto; un Dios que se hace cercano a nosotros tanto en la creación que nos precedió como en nuestra contingencia humana. El Dios Creador, único Padre y Origen, que trasciende la historia nos ha regalado su misma divinidad al hacerse presente y visible entre nosotros en la persona de su Hijo encarnado, quien a su vez y como prolongación en la manifestación histórica de la divinad nos ha confiado a la acción del Espíritu Santo.
En ningún momento de la Eternidad hubo precedencia ni diferencias que hiciesen al Padre mayor que el Hijo en su naturaleza divina, ni hubo un espacio reservado para el Espíritu Santo, ya que las relaciones entre las tres divinas personas no soportan las medidas que las declarase diferentes, ya que son realmente el mismo Dios en íntima relación personal, que dimana del propio vigor de Dios. Continúa siendo un misterio para nosotros esa intimidad divina que se revela en su Trinidad, como manifestación vigorosa del Amor del Padre en su Hijo.


VICENTE COLLADO BERTOMEU



domingo, 3 de mayo de 2009

MIRAD QUÉ AMOR NOS HA TENIDO EL PADRE PARA LLAMARNOS HIJOS DE DIOS, PUES ¡LO SOMOS!


Juan 3, 1-2

Queridos hermanos: Mirad qué amor nos ha tenido el Padre para llamarnos hijos de Dios, pues ¡lo somos! El mundo no nos conoce porque no le conoció a él. Queridos, ahora somos hijos de Dios y aun no se ha manifestado lo que seremos. Sabemos que, cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque lo veremos tal cual es.

jueves, 9 de abril de 2009

ÉL A PESAR DE SER HIJO DE DIOS APRENDIÓ SUFRIENDO A OBEDECER


Aprendió a obedecer y se ha convertido para todos los que le obedecen en autor de salvación
Lectura de la carta a los Hebreos 4, 14-16; 5, 7-9

Hermanos: Mantengamos la confesión de la fe, ya que tenemos un sumo sacerdote grande, que ha atravesado el cielo, Jesús, Hijo de Dios. No tenemos un sumo sacerdote incapaz de compadecerse de nuestras debilidades, sino que ha sido probado en todo exactamente como nosotros, menos en el pecado. Por eso, acerquémonos con seguridad al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y encontrar gracia que nos auxilie oportunamente. Cristo, en los días de su vida mortal, a gritos y con lágrimas, presentó oraciones y súplicas al que podía salvarlo de la muerte, cuando en su angustia fue escuchado. Él, a pesar de ser Hijo, aprendió, sufriendo, a obedecer. Y, llevado a la consumación, se ha convertido para todos los que le obedecen en autor de salvación eterna.

Palabra de Dios.




No me mueve, mi Dios, para quererte
el cielo que me tienes prometido;
ni me mueve el infierno tan temido
para dejar por eso de ofenderte.

Tú me mueves, Señor, muéveme el verte
clavado en una cruz y escarnecido;
muéveme ver tu cuerpo tan herido,
muéveme tus afrentas y tu muerte.

Muéveme, en fin, tu amor, y en tal manera,
que, aunque no hubiera cielo, yo te amara,
y, aunque no hubiera infierno, te temiera.

No tienes que me dar porque te quiera;
pues, aunque cuanto espero no esperara,
lo mismo que te quiero te quisiera. Amén.



domingo, 11 de enero de 2009

SALMO 62, 2-9 - EL ALMA SEDIENTA DE DIOS


Ant. 1. El soldado bautizaba a su Rey, el siervo a su Señor, Juan al Salvador: el agua del Jordán se estremece, la Paloma da testimonio, la voz del Padre declara: «Éste es mi Hijo.»

SALMO 62, 2-9 - EL ALMA SEDIENTA DE DIOS

¡Oh Dios!, tú eres mi Dios, por ti madrugo,
mi alma está sedienta de ti;
mi carne tiene ansia de ti,
como tierra reseca, agostada, sin agua.

¡Cómo te contemplaba en el santuario
viendo tu fuerza y tu gloria!
Tu gracia vale más que la vida,
te alabarán mis labios.

Toda mi vida te bendeciré
y alzaré las manos invocándote.
Me saciaré de manjares exquisitos,
y mis labios te alabarán jubilosos.

En el lecho me acuerdo de ti
y velando medito en ti,
porque fuiste mi auxilio,
y a la sombra de tus alas canto con júbilo;
mi alma está unida a ti,
y tu diestra me sostiene.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. El soldado bautizaba a su Rey, el siervo a su Señor, Juan al Salvador: el agua del Jordán se estremece, la Paloma da testimonio, la voz del Padre declara: «Éste es mi Hijo.»

Ant. 2. Al manifestarse al mundo la gloria de Cristo, las aguas del Jordán fueron santificadas: sacad aguas con gozo de las fuentes del Salvador; Cristo, el Señor, ha santificado la creación entera.

Cristo Jesús, que en tu bautismo nos revelaste a la Trinidad, renueva el espíritu de adopción y el sacerdocio real de los bautizados.

ORACIÓN Dios todopoderoso y eterno, que proclamaste solemnemente a Cristo como tu Hijo amado, cuando era bautizado en el Jordán y descendía el Espíritu Santo sobre él, concede a tus hijos de adopción, renacidos del agua y del Espíritu Santo, que se conserven siempre dignos de tu complacencia. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.