Te doy gracias,
Señor, Padre Santo, Dios todopoderoso y eterno
porque aunque soy un siervo pecador
y sin merito alguno,
has querido alimentarme misericordiosamente
con el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo
nuestro Señor Jesucristo.
que esta sagrada comunión no vaya a ser para mi
ocasión de castigo
sino causa de perdón y salvación
que sea para mi armadura de fe,
escudo de buena voluntad;
que me libre de todos mis vicios,
y me ayude a superar mis pasiones desordenadas;
que aumente mi caridad y mi paciencia,
mi obediencia y humildad,
y mi capacidad para hacer el bien;
que sea defensa inexpugnable
contra todos mis enemigos, visibles e invisibles;
y guía de todos mis impulsos y deseos.
que me una mas íntimamente a Ti,
único y verdadero Dios,
y me conduzca con seguridad al banquete del cielo,
donde tu, con Tu Hijo y el Espíritu Santo,
eres luz verdadera, satisfacción cumplida,
gozo perdurable, y felicidad perfecta.
por Cristo nuestro Señor. Amén