NUESTRA SEÑORA DE LAS TRES AVEMARÍAS

NUESTRA SEÑORA DE LAS TRES AVEMARÍAS
Modo de practicar esta devoción: Todos los días, rezar lo siguiente: ¡María, Madre mía; líbrame de caer en pecado mortal! 1- Por el Poder que te concedió el Padre Eterno. (rezar un Avemaría) 2- Por la Sabiduría que te concedió el Hijo. (rezar un Avemaría) 3- Por el Amor que te concedió el Espíritu Santo. (rezar un Avemaría) Fue la misma Santísima Virgen la que dijo a Santa Gertrudis que "quien la venerase en su relación con la Beatísima Trinidad, experimentaría el poder que le ha comunicado la Omnipotencia del Padre como Madre de Dios; admiraría los ingeniosos medios que le inspira la sabiduría del Hijo para la salvación de los hombres, y contemplaría la ardiente caridad encendida en su corazón por el Espíritu Santo". Refiriéndose a todo aquel que la haya invocado diariamente conmemorando el poder, la sabiduría y el amor que le fueron comunicados por la Augusta Trinidad, dijo María a Santa Gertrudis que, "a la hora de su muerte me mostraré a él con el brillo de una belleza tan grande, que mi vista le consolará y le comunicará las alegrías celestiales".

lunes, 18 de agosto de 2008

AMOR AL PADRE AL HIJO Y AL ESPÍRITU SANTO


Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, Dios
infinitamente bueno y misericordioso, que has
establecido en nuestro corazón tu morada, te damos
gracias, te alabamos, te bendecimos, te adoramos y
todos, postrados ante el trono de tu divina majestad,
renovamos hoy las promesas de nuestro bautismo y
consagramos a TI nuestra casa, nuestra familia y a
nosotros mismos, para que Tú puedas reinar siempre en
medio de nosotros con tu dulcísimo yugo de gracia, de
paz y de amor.


A TI, oh Padre celeste, principio de todas las
cosas, encomendamos nuestros padres para que sean
fuertes en las dificultades de la vida y fieles a su
santa misión.

A TI, oh Jesús, Hijo del Dios vivo, confiamos los
hijos, para que crezcan puros y santos, imitando con
alegría las virtudes que tú practicaste en la misión
redentora.


A TI, Espíritu Santo, amor del Padre y del Hijo,
dirigimos nuestra ardiente súplica, para que se
mantenga siempre vivo en nosotros el espíritu de
concordia, de unidad, de amor.


Oh Trinidad amantísima, dígnate aceptar esta nuestra
humilde oferta; habita en nuestro hogar; quédate con
nosotros; bendice nuestro trabajo; guíanos por el
sendero de las virtudes, para que alabando, sirviendo
y amándote a TI en esta vida, podamos cumplir con tu
divina voluntad, contribuir a la extensión de tu reino
en las almas y en el mundo, para gozar después de TI
en el cielo por toda la eternidad. Amen.

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